LA CRISIS DE 1640
Las necesidades financieras de la Monarquía
por la Guerra de los Treinta Años obligaron a aplazar las reformas y a recurrir
a medidas de urgencia que provocaron un descontento
social y la oposición a Olivares de los reinos periféricos, la alta nobleza
y los grupos populares. Antes de 1640 se dieron protestas, pero el momento crítico se produjo en
este año cuando estallan las rebeliones de Cataluña y Portugal. En la rebelión de Cataluña la causa inmediata
son los excesos de los soldados castellanos e italianos por la guerra en
Francia; sin embargo, la causa profunda es una revuelta anticentralista.
Esta rebelión se extendió a Barcelona el día conocido como Corpus de Sangre en
el que fue asesinado el virrey. Los catalanes se entregaron al rey francés,
pero la crisis económica, la peste y la opresión
francesa agotaron la rebelión y los rebeldes se rindieron con la condición de
que se respetasen sus fueros. En Portugal también se produjo una
rebelión anticastellana e independentista ya que algunos sectores vieron
inconvenientes en la incorporación de Portugal a la Monarquía Hispánica, que no
garantizaba la defensa de su imperio colonial y había atraído nuevos enemigos. Felipe
IV y Olivares, centrados en Cataluña, descuidan Portugal que, con la ayuda
francesa e inglesa, se independiza en 1668.
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